A medida que se agrega sodio metálico al agua, reacciona rápidamente con las moléculas de agua, transfiriendo electrones de los átomos de sodio a los átomos de oxígeno en las moléculas de agua. Esta transferencia de electrones hace que los átomos de sodio se conviertan en iones con carga positiva (Na+) mientras que los átomos de oxígeno ganan carga negativa y forman iones de hidróxido (OH-).
La ecuación química para esta reacción es:
2Na(s) + 2H2O(l) → 2NaOH(ac) + H2(g)
La reacción entre el sodio y el agua es increíblemente vigorosa y produce una gran cantidad de calor y gas hidrógeno. El calor generado durante la reacción puede hacer que el agua hierva y salpique, mientras que el gas hidrógeno producido es inflamable y puede encenderse espontáneamente en el aire.
Es fundamental señalar que esta reacción debe realizarse con extrema precaución y medidas de seguridad adecuadas, ya que puede ser potencialmente peligrosa debido al riesgo de incendio y a las propiedades cáusticas del hidróxido de sodio.