Los compuestos iónicos se mantienen unidos mediante fuertes fuerzas electrostáticas entre iones cargados positiva y negativamente. Estas fuerzas son más fuertes que las fuerzas de Van der Waals que mantienen unidas las moléculas en compuestos covalentes. Por tanto, los compuestos iónicos tienen puntos de fusión más altos que los compuestos covalentes.
El punto de fusión de un compuesto iónico es la temperatura a la que la fase sólida cambia a la fase líquida. A esta temperatura, la energía cinética de los iones es lo suficientemente grande como para superar las fuerzas de atracción entre ellos y pueden moverse unos sobre otros. Cuanto mayor sea el punto de fusión, más fuertes serán las fuerzas de atracción entre los iones.
El punto de fusión de un compuesto iónico depende de varios factores, incluida la carga de los iones, el tamaño de los iones y la energía reticular. La carga de los iones es el factor más importante. Cuanto mayor sea la carga de los iones, más fuertes serán las fuerzas de atracción entre ellos y mayor será el punto de fusión. El tamaño de los iones también influye. Cuanto más pequeños son los iones, más juntos pueden agruparse y más fuertes son las fuerzas de atracción entre ellos. Esta es la razón por la que los compuestos iónicos con iones pequeños tienen puntos de fusión más altos que los compuestos iónicos con iones grandes. Finalmente, la energía reticular también es un factor. La energía reticular es la energía necesaria para separar todos los iones en una red cristalina. Cuanto mayor sea la energía reticular, más fuertes serán las fuerzas de atracción entre los iones y mayor será el punto de fusión.