Esta definición fue propuesta por el químico sueco Svante Arrhenius a finales del siglo XIX y supuso un importante paso adelante en nuestra comprensión de los ácidos y las bases. Proporcionó una forma más precisa y mensurable de definir los ácidos y sentó las bases para futuros desarrollos en el campo de la química ácido-base.
Ejemplos de ácidos según la definición de Arrhenius incluyen ácido clorhídrico (HCl), ácido sulfúrico (H2SO4) y ácido nítrico (HNO3). Estos ácidos, cuando se disuelven en agua, liberan iones H+, lo que da lugar a sus propiedades ácidas características.
La definición de Arrhenius, aunque innovadora en su momento, se ha ampliado y perfeccionado a lo largo de los años, particularmente con la introducción de la definición de Bronsted-Lowry y la definición de ácidos de Lewis. Estas definiciones proporcionan explicaciones más completas del comportamiento ácido-base y se utilizan comúnmente junto con la definición de Arrhenius en la química moderna.