Para la mayoría de las sustancias, el punto de fusión se define como la temperatura a la que las fases sólida y líquida existen en equilibrio a presión atmosférica (normalmente se considera 1 atmósfera o 101,325 kilopascales). Bajo diferentes condiciones de presión, el punto de fusión puede variar, pero el cambio no suele ser significativo para los fines cotidianos.
Por ejemplo, el punto de fusión del agua pura a presión atmosférica es de aproximadamente 0 grados Celsius (32 grados Fahrenheit). Incluso si la presión atmosférica aumentara a 1,2 atmósferas, el punto de fusión del agua sólo cambiaría en una pequeña fracción de grado, permaneciendo muy cerca de los 0 grados centígrados.
Por lo tanto, la presión atmosférica de 1,2 tendría un impacto insignificante en el punto de fusión de la mayoría de las sustancias, y no sería correcto suponer que una sustancia específica se fundiría a una temperatura particular basándose únicamente en la presión atmosférica.