A medida que los humanos se volvieron más hábiles en el trabajo de los metales, comenzaron a experimentar con otros metales, como el estaño y el bronce. El bronce, una aleación de cobre y estaño, era más duro y resistente que el cobre solo, y se convirtió en el material principal para herramientas y armas durante la Edad del Bronce, que duró aproximadamente entre el 3000 y el 1200 a.C.
El desarrollo de la metalurgia fue un punto de inflexión importante en la historia de la humanidad, ya que permitió a los humanos crear herramientas y armas que eran más efectivas y duraderas que cualquier cosa anterior. Este avance condujo a una mayor productividad agrícola, mejores técnicas de caza y recolección y al desarrollo de sociedades más complejas.