Cuando una sustancia está en estado sólido, sus partículas están muy apretadas entre sí, lo que da como resultado una alta densidad. A medida que la sustancia se calienta, las partículas ganan energía cinética y comienzan a moverse más libremente, lo que hace que la sustancia se expanda y se vuelva menos densa. Esta disminución de densidad continúa hasta que la sustancia alcanza su punto de fusión, momento en el que se convierte en líquido.
En estado líquido, las partículas todavía están bastante juntas pero tienen más libertad para moverse, lo que resulta en una densidad menor en comparación con el estado sólido. A medida que la sustancia se calienta más, las partículas ganan aún más energía cinética y se mueven aún más libremente, lo que hace que el líquido se expanda más y se vuelva aún menos denso.