Para comprender cómo interactúan los electrones cuando forman un enlace iónico, consideremos el ejemplo de los átomos de sodio (Na) y cloro (Cl). El sodio tiene un electrón de valencia, que está débilmente unido al núcleo, mientras que el cloro tiene siete electrones de valencia. Las configuraciones electrónicas del Na y del Cl se pueden representar como:
Na:1s²2s²2p⁶3s¹
Cl:1s²2s²2p⁶3s²3p⁵
Para que el sodio alcance una configuración estable (como el neón), necesita perder un electrón de valencia. El cloro, por otro lado, necesita ganar un electrón para completar su capa de valencia y volverse como el argón. Cuando estos átomos se acercan, el átomo de sodio transfiere su electrón de valencia suelto al átomo de cloro.
La pérdida de un electrón del sodio da como resultado la formación de un ion sodio cargado positivamente (Na+), mientras que la ganancia de un electrón por el cloro da como resultado la formación de un ion cloruro cargado negativamente (Cl-). Estos iones con cargas opuestas se atraen fuertemente entre sí, formando un enlace iónico.
En un enlace iónico, las fuerzas electrostáticas entre los iones cargados positiva y negativamente son relativamente fuertes, lo que da como resultado un compuesto estable. La fuerza de un enlace iónico depende de las cargas de los iones involucrados y de la distancia entre ellos. Cuanto mayores sean las cargas y menor la distancia, más fuerte será el enlace iónico.