El pH de una solución es una medida de su acidez o basicidad. Está determinada por la concentración de iones de hidrógeno (H+) en la solución. Las soluciones ácidas tienen una alta concentración de iones H+, mientras que las soluciones básicas tienen una baja concentración de iones H+.
Cuando se agrega agua a una solución ácida, las moléculas de agua se rompen en iones H+ e iones hidróxido (OH-). Los iones H+ del agua se combinan con los aniones (iones negativos) en la solución ácida, reduciendo la concentración de iones H+ en la solución. Esto da como resultado una disminución en el pH de la solución, haciéndola menos ácida.
Por ejemplo, considere una solución ácida que contenga ácido clorhídrico (HCl). Cuando se agrega agua a esta solución, las moléculas de agua se rompen en iones H+ y OH-. Los iones H+ del agua se combinan con los iones cloruro (Cl-) del HCl para formar moléculas de cloruro de hidrógeno (HCl). Esto reduce la concentración de iones H+ en la solución, lo que resulta en una disminución del pH de la solución.
En general, agregar agua a una solución ácida generalmente disminuye su pH, haciéndola menos ácida.