El óxido nitroso actúa uniéndose a receptores en el cerebro y la médula espinal que bloquean la transmisión de señales de dolor. También produce un efecto eufórico, por lo que en ocasiones se utiliza como droga recreativa.
Cuando se inhala óxido nitroso, ingresa a los pulmones y pasa rápidamente al torrente sanguíneo. Desde allí se distribuye al cerebro y la médula espinal. Una vez que llega al cerebro, se une a los receptores NMDAR (N-metil-D-aspartato), un tipo de receptor de glutamato. Esta unión bloquea el flujo de iones de calcio hacia la neurona, lo que impide que la neurona se active. Como resultado, las señales de dolor no se transmiten al cerebro.
El óxido nitroso también produce un efecto eufórico al activar los receptores opioides en el cerebro. Estos receptores también son responsables de los efectos de la morfina y la heroína. Cuando el óxido nitroso se une a estos receptores, produce una sensación de placer y relajación.
El óxido nitroso es un anestésico y analgésico seguro y eficaz. Sin embargo, también puede resultar peligroso si no se utiliza correctamente. Si se inhala demasiado óxido nitroso, puede provocar pérdida del conocimiento, depresión respiratoria e incluso la muerte. El óxido nitroso siempre debe usarse bajo la supervisión de un profesional médico calificado.