Los pimientos picantes contienen capsaicina, un compuesto que se une a los receptores de la boca, la garganta y el estómago, provocando una sensación de ardor y dolor. La capsaicina se creó originalmente para proteger la planta del pimiento de ser consumida por animales y hongos.
Cuando la capsaicina se une a un receptor, envía una señal al cerebro de que el cuerpo tiene dolor, lo que provoca una sensación de ardor. El dolor puede variar de leve a severo, dependiendo de la cantidad de capsaicina en el pimiento.
Además de la sensación de ardor, la capsaicina también puede provocar sudoración, secreción nasal y ojos llorosos. Todos estos síntomas son parte de la respuesta natural del cuerpo al dolor y la inflamación.
Comer pimientos picantes en grandes cantidades también puede provocar dolor de estómago y náuseas. Esto se debe a que la capsaicina puede irritar el revestimiento del estómago, provocando inflamación y dolor.
Si experimenta alguno de estos síntomas después de comer pimientos picantes, es importante dejar de comerlos inmediatamente y beber mucha agua. Si los síntomas persisten se debe buscar atención médica.