Si bien el hidrógeno producido a partir del carbón puede utilizarse como combustible de combustión limpia, el proceso de gasificación del carbón en sí no se considera una tecnología limpia. Las plantas de gasificación de carbón emiten gases de efecto invernadero, incluidos dióxido de carbono y metano, así como otros contaminantes como dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno. Además, la minería y el transporte del carbón también pueden generar impactos ambientales.
Para mitigar los impactos ambientales de la gasificación del carbón, se pueden emplear tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CAC) para capturar y almacenar el dióxido de carbono producido durante el proceso. Sin embargo, las tecnologías CAC todavía están en desarrollo y aún no se han implementado ampliamente a escala comercial.
En general, si bien el hidrógeno producido a partir del carbón puede ser un combustible de combustión limpia, el proceso de gasificación del carbón en sí no se considera una tecnología limpia. Se necesitan más avances en las tecnologías CAC y métodos alternativos de producción de hidrógeno para que el hidrógeno a partir del carbón sea un combustible verdaderamente limpio.