La velocidad de corrosión en ambientes de dióxido de carbono está influenciada por varios factores, incluida la temperatura, la presión y la concentración de dióxido de carbono en el ambiente. Cuanto mayor sea la temperatura y la presión, más rápida será la velocidad de corrosión. Cuanto mayor sea la concentración de dióxido de carbono, más carbonato de hierro se formará, lo que también aumentará la velocidad de corrosión.
Para prevenir o ralentizar la corrosión en entornos de dióxido de carbono, se pueden utilizar varios métodos. Estos métodos incluyen el uso de materiales resistentes a la corrosión, como acero inoxidable o titanio, la aplicación de revestimientos protectores a la superficie del metal y el uso de inhibidores de corrosión.