Cuando un metal se expone a la luz, absorbe fotones y se emiten electrones desde su superficie. Este fenómeno, conocido como efecto fotoeléctrico, fue observado por primera vez por Heinrich Hertz en 1887, pero no fue hasta el artículo de Albert Einstein de 1905 sobre el tema que se proporcionó una explicación satisfactoria.
Einstein propuso que la luz está formada por cuantos o paquetes de energía, que ahora llamamos fotones. Cuando un fotón golpea una superficie metálica, puede transferir su energía a un electrón en el metal, soltándolo de la superficie del metal. La energía del electrón emitido depende de la energía del fotón incidente.
Durante muchos años, hubo una discrepancia entre la cantidad de electrones que se emitían desde una superficie metálica y la cantidad de fotones que eran absorbidos por el metal. Esta discrepancia se conoció como el problema de los "electrones faltantes" y supuso un desafío importante para la teoría de la fotoemisión.
En un estudio reciente publicado en la revista *Physical Review Letters*, investigadores de la Universidad de California, Berkeley, finalmente resolvieron el misterio de los electrones faltantes. Los investigadores utilizaron una combinación de técnicas experimentales y cálculos teóricos para demostrar que los electrones faltantes están atrapados en una región de la superficie del metal conocida como "barrera superficial".
La barrera superficial es una región de la superficie del metal que está agotada de electrones y actúa como una barrera para la emisión de electrones. Los electrones que quedan atrapados en la barrera superficial sólo pueden emitirse si tienen suficiente energía para superar la barrera.
Los investigadores descubrieron que la cantidad de electrones faltantes depende del grosor de la barrera superficial. Para las barreras de superficie delgada, faltan relativamente pocos electrones, pero para las barreras de superficie gruesa, faltan muchos electrones.
La solución al misterio de los electrones perdidos supone un avance significativo en la comprensión de la fotoemisión. Los resultados de este estudio ayudarán a mejorar el diseño de dispositivos optoelectrónicos, como células solares y fotodetectores.