La fusión nuclear requiere temperaturas y presiones extremadamente altas para que se produzca. En el Sol, el núcleo alcanza temperaturas de unos 15 millones de grados Celsius y presiones de unos 100 millones de atmósferas. Estas condiciones son creadas por la fuerza gravitacional de la enorme masa del sol.
En la Tierra podemos crear las condiciones necesarias para la fusión nuclear en un reactor de fusión. Los reactores de fusión utilizan campos magnéticos para confinar un plasma denso y caliente (un gas de iones cargados positivamente y electrones cargados negativamente) para que pueda sufrir reacciones de fusión.
El tipo más común de reactor de fusión es el tokamak. Un tokamak es una cámara de vacío con forma de rosquilla que utiliza campos magnéticos para mantener el plasma en su lugar. El plasma se calienta a temperaturas extremadamente altas mediante la inyección de partículas de alta energía.
Cuando el plasma alcanza una temperatura lo suficientemente alta, los núcleos de los iones superarán las fuerzas repulsivas entre ellos y se fusionarán, liberando grandes cantidades de energía. Esta energía se puede utilizar para generar electricidad o alimentar otros dispositivos.
La energía de fusión es una tecnología prometedora que tiene el potencial de proporcionar una fuente de energía limpia, segura y abundante. Sin embargo, todavía hay una serie de desafíos que deben superarse antes de que los reactores de fusión puedan ser comercialmente viables. Estos desafíos incluyen el desarrollo de materiales que puedan resistir el calor y la radiación extremos de un reactor de fusión y encontrar formas de generar y controlar el plasma de manera eficiente.
A pesar de estos desafíos, la investigación sobre la energía de fusión está avanzando y existe un optimismo creciente de que eventualmente será posible aprovechar el poder de la fusión en beneficio de la humanidad.
Aquí hay un diagrama simplificado de un reactor de fusión tokamak:
[Imagen de un reactor de fusión tokamak]
El reactor de fusión tokamak es una cámara de vacío con forma de rosquilla que utiliza campos magnéticos para confinar un plasma denso y caliente. El plasma se calienta a temperaturas extremadamente altas mediante la inyección de partículas de alta energía. Cuando el plasma alcanza una temperatura lo suficientemente alta, los núcleos de los iones superarán las fuerzas repulsivas entre ellos y se fusionarán, liberando grandes cantidades de energía.