A veces, los peligros para la salud se ocultan en los objetos que usa casi todos los días. Tal es el caso del papel de aluminio, que se inventó en 1910. Este producto doméstico común bloquea la luz, la humedad y el aroma, por lo que es ideal para conservar y cocinar alimentos. Se usa para empacar sopas y bebidas, hornear y envolver alimentos. Sin embargo, los científicos han descubierto que en los últimos 50 años la exposición humana al aluminio ha aumentado al menos 30 veces, y se cree que se lanzan 11 kg de aluminio por persona en la Tierra cada año.
Un cuerpo en crecimiento de investigación sugiere que altas dosis de aluminio pueden ser dañinas para el cuerpo humano. Siga leyendo para descubrir más acerca de este metal y cómo está afectando nuestra salud y el medio ambiente.
Contaminación de alimentos
Los investigadores han descubierto que cocinar con papel de aluminio no es tan seguro como antes. porque la comida entra en contacto directo con el metal. Los alimentos ácidos como el jugo de limón y el tomate, así como algunas especias, reaccionan con el aluminio, lo que provoca que el metal se filtre en la comida. Cuando esto sucede, la concentración de aluminio en los alimentos aumenta y puede superar el límite recomendado (no más de 40 mg por kilogramo de peso corporal por día) para adultos.
El cuerpo secreta aluminio a través de las heces y la orina, pero si se acumula en el organismo, tiene el potencial de dañar el sistema nervioso, los riñones y los huesos. Aunque es necesario realizar más investigaciones para comprender completamente cómo este metal daña el cuerpo humano, es mejor evitar cocinar con papel de aluminio.
Infertilidad masculina
Un estudio reciente encontró que el aluminio puede ser responsable del aumento de la infertilidad masculina. Después de analizar las muestras de esperma de más de 60 participantes, los investigadores confirmaron que su semen sí contenía aluminio. Cuanto más aluminio contenía la muestra, más bajo era el recuento de espermatozoides. Esto podría explicar por qué la infertilidad masculina se ha disparado en los últimos años.
Disminución de la población de abejas
Los pesticidas, los parásitos y la falta de flores han contribuido a la disminución de la población de abejorros en todo el mundo, pero hay un nuevo culpable en el bloque. El aluminio es una neurotoxina conocida que en grandes cantidades afecta el comportamiento animal, y los científicos han descubierto que los cerebros de las abejas están contaminados con el metal, con una toxicidad que varía de 13 a 200 partes por millón (ppm). Esa es una cantidad enorme para una criatura tan pequeña: para ponerlo en contexto, 3 ppm se considera potencialmente peligroso para un cerebro humano. Este descubrimiento puede explicar por qué algunas abejas presentan un tipo de demencia llamada disfunción cognitiva inducida por aluminio. El papel de aluminio tarda unos 400 años en descomponerse y, aunque es reciclable, la mayoría termina en los océanos o en los vertederos.