En términos generales, la conductividad es la velocidad a la que la materia o la energía pueden pasar a través de un material determinado. Un material con un alto nivel de conductividad eléctrica, por ejemplo, acomodaría fácilmente el movimiento de una carga eléctrica. Por supuesto, esta medición tiene diversas aplicaciones prácticas, desde el uso de la conductividad para mover el calor o la energía hasta el uso de aislamiento para mantenerlo en su lugar. Cada uno de estos usos depende del tipo de actividad deseada y del tipo de conductividad utilizada como referencia.
Conductividad térmica
La conductividad térmica mide la capacidad de un material para adaptarse al movimiento de la energía térmica. (calor), medido en vatios por metro Kelvin (W /mK). Los materiales con altos niveles de conductividad térmica se utilizan generalmente como disipadores de calor en aplicaciones prácticas, al igual que los materiales con bajos niveles de conductividad térmica (altos niveles de resistividad térmica) a menudo se utilizan como aislamiento. Aunque existen excepciones, los metales tienden a ser buenos conductores térmicos y los gases tienden a ser buenos aislantes.
Conductividad eléctrica
La conductividad eléctrica, medida en Siemens por metro (S /m), depende de similares estructuras moleculares a la conductividad térmica. Los materiales metálicos y altamente polarizados que también conducen bien el calor son buenos conductores de electricidad. Dada la importancia de la electricidad en el mundo moderno -y específicamente la importancia de mover electricidad de generadores a usuarios- la conductividad eléctrica es una medida particularmente relevante, utilizada para diseñar sistemas de transmisión eléctrica como cables eléctricos de cobre que mueven energía a largas distancias con una resistencia mínima y pérdida por fricción.
Conductividad iónica
La conductividad iónica es una categoría molecular que mide la capacidad de una partícula cargada (un ion) para moverse a través de la estructura cristalina de un material. Los compuestos y elementos capaces de aceptar el movimiento de un ion a través de su estructura se llaman electrolitos y generalmente son sólidos o líquidos. Aunque la conductividad iónica parece tener menos aplicaciones prácticas que otras formas más conocidas de conductividad, la medición y el control de la conducción iónica es lo que hace que los objetos domésticos comunes, como las microondas y las baterías funcionen.
Conductividad hidráulica
La conductividad hidráulica describe la velocidad a la que el agua puede moverse a través de los elementos porosos de una superficie. Medido empíricamente o predicho por cálculos de tamaño de grano, la conductividad hidráulica es una consideración importante para evaluar la permeabilidad de suelos, rocas y capas de plantas. Dichos estudios proporcionan información crítica para el manejo de cuencas, la agricultura y la prevención de inundaciones. La conductividad hidráulica también se utiliza para modelar el comportamiento de acuíferos y depósitos de agua subterránea, conformados por la capacidad del agua para moverse horizontal y verticalmente a través de diferentes materiales y capas geológicas.