La teoría de la evolución se basa en varios principios clave:
1. Variación:los individuos dentro de una población exhiben variación genética, lo que significa que difieren en sus rasgos. Esta variación puede surgir de mutaciones aleatorias, recombinación genética y otras fuentes.
2. Herencia:los rasgos se transmiten de padres a hijos a través del material genético. Los genes, que son unidades de herencia ubicadas en los cromosomas, determinan las características de un organismo.
3. Selección natural:en cualquier entorno determinado, algunos individuos pueden estar mejor adaptados para sobrevivir y reproducirse que otros debido a sus rasgos heredados. Este proceso de selección natural conduce a la supervivencia y a una mayor reproducción de individuos con rasgos beneficiosos, mientras que aquellos con rasgos menos ventajosos tienen menos probabilidades de sobrevivir o reproducirse.
4. Adaptación:Con el tiempo, la selección natural actúa sobre la variación genética, lo que lleva a la acumulación de adaptaciones en una población. Las adaptaciones son rasgos que mejoran la capacidad de un organismo para sobrevivir y reproducirse en su entorno específico.
5. Descendencia con modificación:El proceso de evolución da como resultado el descenso de nuevas especies a partir de ancestros comunes. A través de generaciones sucesivas, las poblaciones pueden divergir y acumular adaptaciones únicas, dando lugar eventualmente a nuevas especies.
La teoría de la evolución, propuesta por Charles Darwin y Alfred Russel Wallace en el siglo XIX, ha sido ampliamente respaldada por diversas líneas de evidencia, incluida la anatomía comparada, la paleontología, la genética, la biología molecular y los cambios evolutivos observados en las especies contemporáneas. Constituye la base de nuestra comprensión de la diversidad y la historia de la vida en la Tierra y ha revolucionado nuestra comprensión del mundo natural.