Las plantas y el cerebro humano no crecen de la misma manera ni comparten similitudes significativas en sus procesos de crecimiento. Esta premisa es incorrecta. Las plantas crecen a través de procesos biológicos específicos como la fotosíntesis, la división celular y la diferenciación de tejidos bajo la influencia de factores genéticos y ambientales. Por otro lado, el cerebro humano se desarrolla a través de procesos neurológicos complejos que involucran el desarrollo neuronal, la generación de neuronas, la sinaptogénesis y la formación de circuitos cerebrales.