1. Viento solar: El sol emite constantemente una corriente de partículas cargadas llamadas viento solar.
2. Campo magnético de la Tierra: Nuestro planeta tiene un campo magnético que actúa como un escudo gigante, desviando la mayor parte del viento solar. Sin embargo, algunas partículas logran pasar, especialmente cerca de los polos.
3. Las partículas cargadas ingresan a la atmósfera: Cuando estas partículas cargadas entran en la atmósfera superior de la Tierra (alrededor de 80-600 kilómetros sobre la superficie), chocan con átomos de oxígeno y nitrógeno.
4. Transferencia de energía y emisión de luz: Estas colisiones hacen que los átomos se exciten y ganen energía temporalmente. A medida que regresan a su estado normal, liberan esta energía en forma de luz. El oxígeno emite luz verde y roja, mientras que el nitrógeno emite luz azul y púrpura.
Las luces del norte son más visibles en regiones de alta latitud como Alaska, Canadá, Groenlandia, Islandia, Noruega, Suecia, Finlandia y Rusia porque las líneas de campo magnético convergen hacia los polos, lo que permite que las partículas más cargadas ingresen a la atmósfera.
Nota importante: La intensidad y la frecuencia de la aurora están directamente relacionadas con la actividad del Sol. Los períodos de alta actividad solar, como bengalas solares y eyecciones de masa coronal, pueden conducir a pantallas aurorales más intensas y frecuentes.