* No hay agujeros negros cercanos: No hay agujeros negros conocidos lo suficientemente cerca de nuestro sistema solar para afectar significativamente sus órbitas planetarias. El agujero negro conocido más cercano está a varios miles de años luz de distancia, y su influencia gravitacional en nuestro sistema solar es insignificante.
* Las órbitas planetarias no están perfectamente alineadas: Los planetas en nuestro sistema solar orbitan el sol en planos ligeramente diferentes y a diferentes velocidades. Es imposible que todos se alineen perfectamente al mismo tiempo.
* Interacciones gravitacionales: Los planetas interactúan constantemente entre sí gravitacionalmente, haciendo que sus órbitas sean complejas e impredecibles. Incluso si se acercaran a estar alineados, estas interacciones interrumpirían rápidamente la alineación.
Un escenario hipotético:
Imaginemos un escenario hipotético donde un agujero negro de alguna manera parecía cerca de nuestro sistema solar. Incluso en esta situación poco probable, es poco probable que cause una alineación perfecta. La gravedad del agujero negro interrumpiría las órbitas de los planetas, potencialmente arrojando algunos al sol o sacándolos del sistema solar por completo.
En conclusión:
Si bien es divertido considerar tales escenarios, es poco probable que los planetas en nuestro sistema solar se alineen perfectamente con el sol y un agujero negro. Las vastas distancias involucradas, la complejidad de las órbitas planetarias y la falta de un agujero negro cercano hacen que este evento sea prácticamente imposible.