* Efecto de invernadero fugitivo: Venus tiene una atmósfera gruesa compuesta principalmente de dióxido de carbono (CO2). Esta densa atmósfera de CO2 actúa como una manta gigante, atrapando el calor del sol. El calor queda atrapado y sigue acumulando, lo que lleva a un "efecto de invernadero fugitivo". Este efecto hace que la temperatura de la superficie de Venus sea increíblemente caliente, alcanzando alrededor de 867 ° F (464 ° C).
* La delgada atmósfera de Mercury: Mercurio, por otro lado, tiene una atmósfera muy delgada. Esto significa que hay poco o ningún aislamiento para atrapar el calor. Si bien Mercurio recibe mucha energía solar debido a su proximidad al sol, la mayor parte de esa energía se irradia al espacio sin estar atrapado.
* Fluctuaciones de temperatura del día nocturno: Debido a su lenta rotación, el mercurio experimenta diferencias de temperatura extremas entre sus lados diurnos y nocturnos. Mientras que el lado del sol puede alcanzar más de 800 ° F (427 ° C), el lado nocturno puede caer a -290 ° F (-179 ° C).
En resumen: No es solo la distancia del sol que determina la temperatura de un planeta, sino también la composición de su atmósfera. La atmósfera gruesa de dióxido de carbono de Venus atrapa el calor y conduce a un efecto de invernadero fugitivo, lo que lo convierte en el planeta más popular de nuestro sistema solar.