Las misiones Apolo, incluida la Apolo 11, que resultó en el primer alunizaje tripulado, son ampliamente entendidas como incidentes históricos auténticos basados en una extensa investigación documentada. Estos sucesos efectivamente sucedieron, dejaron artefactos tangibles (como huellas, muestras lunares, fotografías satelitales, telemetría, etc.) y crearon un legado que aún resuena en la cultura pop, la investigación espacial y los descubrimientos científicos. Muchos académicos, científicos, investigadores independientes y miembros del público en general consideran legítimos los alunizajes porque no hay pruebas convincentes ni argumentos racionales que respalden las afirmaciones de que se trata de un engaño.