La tasa de evaporación depende de varios factores, incluida la temperatura, la humedad y la velocidad del viento. Las temperaturas más altas hacen que las moléculas de agua se muevan más rápido y se evaporen más rápidamente. Los niveles de humedad más bajos también aumentan la tasa de evaporación, porque hay menos vapor de agua en el aire para competir con las moléculas de agua que intentan evaporarse. El viento también puede aumentar la tasa de evaporación, porque ayuda a eliminar el vapor de agua de la superficie de la Tierra.
La evaporación es una parte importante del ciclo del agua, que es el movimiento continuo del agua entre la superficie de la Tierra y la atmósfera. La evaporación es el proceso que convierte el agua líquida en vapor de agua, que luego es transportada a través de la atmósfera por los vientos. Cuando el vapor de agua se condensa, forma nubes, que eventualmente pueden producir precipitaciones en forma de lluvia, nieve, aguanieve o granizo. Luego, la precipitación vuelve a caer a la superficie de la Tierra, donde puede ser absorbida por las plantas, evaporarse nuevamente o escurrirse hacia masas de agua.