La presión, por otro lado, puede desempeñar un papel a la hora de contrarrestar la fuerza de la gravedad y evitar que las nebulosas colapsen demasiado rápido. La presión térmica, que se crea mediante el calentamiento del gas y el polvo dentro de la nebulosa, puede empujar hacia afuera y ayudar a equilibrar la atracción de la gravedad hacia adentro. La presión magnética, que se genera por la interacción de campos magnéticos dentro de la nebulosa, también puede contribuir al equilibrio general de presión.
Sin embargo, es importante señalar que las fuerzas de presión por sí solas no pueden evitar indefinidamente el colapso de una nebulosa. Con el tiempo, las fuerzas gravitacionales que actúan dentro de la nebulosa superarán cualquier presión opuesta, lo que provocará el eventual colapso de la nube y la formación de estrellas y sistemas planetarios.