La hipótesis nebular es la teoría científica predominante sobre cómo se formó el sistema solar. Propone que el sistema solar se originó a partir de una nube gigante de gas y polvo en rotación llamada nebulosa solar. Esta nebulosa estaba compuesta principalmente de hidrógeno y helio, con trazas de elementos más pesados.
Según la hipótesis nebular, la nebulosa comenzó a colapsar bajo su gravedad, lo que hizo que girara cada vez más rápido. A medida que la nebulosa se contrajo, comenzó a calentarse y los elementos más pesados se condensaron en pequeñas partículas sólidas llamadas planetesimales.
Estos planetesimales chocaron y se pegaron, formando gradualmente objetos cada vez más grandes. Con el tiempo, los más grandes de estos objetos se convirtieron en planetas, lunas y otros cuerpos del sistema solar. El Sol se formó en el centro de la nebulosa, a partir del gas y el polvo restantes.
La hipótesis nebular está respaldada por una serie de observaciones, que incluyen:
* La composición del Sol, los planetas y otros cuerpos del sistema solar es similar a la de la atmósfera del Sol.
* Los planetas orbitan alrededor del Sol en un plano plano en forma de disco.
* Las órbitas de los planetas son casi circulares y todos giran en la misma dirección que el Sol.
* El sistema solar tiene una estructura jerárquica, con los planetas orbitando alrededor del Sol, las lunas orbitando alrededor de los planetas, etc.
La hipótesis nebular no está exenta de desafíos, pero sigue siendo la explicación mejor respaldada de cómo se formó el sistema solar.