La luz azul tiene una temperatura de alrededor de 9.000 a 12.000 Kelvin, que es una temperatura muy alta. En comparación, el sol tiene una temperatura de unos 5.778 Kelvin, lo que le da un color blanco amarillento.
La temperatura de color de una fuente de luz es un factor importante a considerar al elegir la iluminación para diferentes aplicaciones. Por ejemplo, la luz azul se utiliza a menudo en entornos comerciales porque puede hacer que los productos parezcan más vibrantes y atractivos. Sin embargo, la luz azul también puede perturbar el sueño, por lo que no debe utilizarse en dormitorios u otras zonas donde la relajación sea importante.