Con el tiempo, la atmósfera de la Tierra comenzó a cambiar a medida que la superficie del planeta se enfrió y el vapor de agua se condensó en los océanos. La liberación de gases de los volcanes y otros procesos geológicos también contribuyeron al cambio de la atmósfera. Hace unos 2.400 millones de años, la atmósfera de la Tierra se había vuelto más rica en oxígeno y pudo sustentar los primeros organismos fotosintéticos.
El aumento de oxígeno en la atmósfera fue un importante punto de inflexión en la historia de la Tierra. El oxígeno es esencial para la vida y permitió la evolución de organismos complejos. La atmósfera rica en oxígeno también ayudó a proteger la Tierra de la radiación solar, permitiendo que el planeta se volviera más habitable.
La atmósfera de la Tierra ha seguido evolucionando con el tiempo, y ha alcanzado la composición que tenemos hoy. La atmósfera ahora está compuesta por un 78% de nitrógeno, un 21% de oxígeno y un 1% de otros gases. Esta atmósfera proporciona un entorno adecuado para la vida y nos permite disfrutar del mundo en el que vivimos.