Varias razones contribuyen a esta distribución:
Fragmentación por colisión: Los asteroides frecuentemente chocan entre sí. Cuando la energía del impacto es suficiente, un asteroide puede romperse en fragmentos más pequeños. Con el tiempo, este proceso genera asteroides más pequeños a partir de la desintegración de otros más grandes.
Perturbaciones orbitales: La influencia gravitacional de los planetas, en particular de Júpiter, perturba las órbitas de los asteroides. Estas perturbaciones pueden hacer que algunos asteroides colisionen entre sí o los envíen a trayectorias inestables, lo que provocará su destrucción o su expulsión del cinturón de asteroides.
Acreción y crecimiento: Los asteroides también pueden aumentar de tamaño mediante acreción, acumulando masa a partir de los escombros circundantes en el cinturón de asteroides. Sin embargo, el proceso de fragmentación por colisión actúa como contrapeso a un crecimiento significativo, impidiendo la formación de numerosos asteroides de gran tamaño.
Además, los asteroides más grandes pueden haberse formado mediante diferentes mecanismos, como la acumulación temprana de planetesimales durante la formación del Sistema Solar. Es posible que hayan sobrevivido intactos hasta el día de hoy, mientras que los asteroides más pequeños son restos de objetos más grandes que se han fragmentado con el tiempo.
Por lo tanto, la interacción entre la fragmentación por colisión, las perturbaciones orbitales, la acreción y los procesos de formación temprana da como resultado la distribución observada de los tamaños de los asteroides.