* Evidencia paleontológica: Los científicos han encontrado árboles fosilizados con troncos y ramas retorcidos, lo que sugiere que fueron víctimas de antiguos tornados. Estos fósiles pueden proporcionar información sobre las características, frecuencia y distribución de los tornados en diferentes períodos geológicos.
* Registros históricos: Si bien los registros escritos de civilizaciones antiguas son limitados, hay referencias a violentas tormentas de viento en varios textos. Por ejemplo, en la Biblia (Antiguo Testamento), el libro de Job menciona un "torbellino" que causó destrucción, lo que algunos estudiosos interpretan como un tornado.
* Evidencias arqueológicas: La investigación arqueológica ha descubierto evidencia de estructuras antiguas que fueron dañadas o destruidas por poderosas tormentas, posiblemente incluidos tornados. Por ejemplo, en la antigua ciudad de Jericó (en la actual Palestina), las excavaciones han revelado evidencia de una destrucción repentina y violenta que podría atribuirse a un evento similar a un tornado.
Es importante señalar que debido a la naturaleza limitada y fragmentaria de los registros históricos y arqueológicos, puede resultar difícil determinar la frecuencia, gravedad y características exactas de los tornados antiguos. Sin embargo, la evidencia sugiere que los tornados han sido parte de los patrones climáticos de la Tierra durante millones de años y han afectado tanto el medio ambiente natural como las sociedades humanas a lo largo de la historia.