1. Falta de evidencia:Cuando Alfred Wegener propuso por primera vez la teoría de la deriva continental a principios del siglo XX, había evidencia concreta limitada para respaldar su hipótesis. La coincidencia de contornos continentales y formaciones geológicas en diferentes continentes parecía circunstancial, y muchos científicos exigieron pruebas más definitivas.
2. Ausencia de un mecanismo:la teoría de Wegener carecía de una explicación plausible de cómo los continentes podían moverse a través de la superficie de la Tierra. Sin una comprensión clara de las fuerzas impulsoras detrás del movimiento continental, muchos científicos encontraron difícil aceptar el concepto.
3. Creencias contradictorias:La teoría de la deriva continental desafió las creencias geológicas predominantes en la época. Muchos geólogos creían que los continentes eran fijos e inamovibles, y la idea de que masas continentales enteras pudieran cambiar de posición iba en contra del pensamiento establecido.
4. Datos insuficientes:a principios del siglo XX, los científicos no tenían acceso al mismo nivel de datos y tecnología que tenemos hoy. Carecían de mapas detallados, datos sísmicos y otra información que pudiera apoyar o refutar la teoría de la deriva continental.
5. Explicaciones alternativas:Algunos científicos propusieron explicaciones alternativas para las similitudes observadas entre continentes. Por ejemplo, sugirieron que estas similitudes podrían atribuirse a puentes terrestres o colisiones continentales en lugar de movimientos continentales a gran escala.
Fueron necesarias varias décadas, la acumulación de nueva evidencia y el desarrollo de teorías como la tectónica de placas para superar estas objeciones y establecer la deriva continental como una teoría científica ampliamente aceptada.