La captura estelar, también conocida como acreción estelar o captura gravitacional, implica el proceso por el cual una estrella adquiere un cuerpo celeste cercano, como un planeta u otra estrella, debido a las fuerzas gravitacionales. Para que esto suceda, el objeto perturbador necesita acercarse lo suficiente a la estrella y experimentar perturbaciones gravitacionales que provoquen un cambio en su trayectoria, lo que conducirá a su eventual captura.
En el contexto de nuestro Sol, hay varios factores que hacen que la captura de mundos extraterrestres sea altamente improbable:
1. Velocidad y distancia estelar:Las estrellas de nuestra galaxia, incluido el Sol, se mueven constantemente por el espacio. Las velocidades de estas estrellas suelen ser de varias decenas de kilómetros por segundo. Dadas estas altas velocidades y las enormes distancias entre las estrellas, es muy poco probable que otra estrella o planeta entre dentro de la influencia gravitacional del Sol.
2. Dinámica galáctica:Nuestro sistema solar reside en la Vía Láctea, que está compuesta por miles de millones de estrellas. Las interacciones gravitacionales dentro de la galaxia crean patrones complejos de movimiento de las estrellas. Las estrellas generalmente se mueven a lo largo de órbitas elípticas o circulares, y las interacciones entre estas estrellas tienden a preservar la estructura galáctica general. Por lo tanto, es un desafío para un mundo alienígena desviarse significativamente de su órbita original y encontrarse con nuestro Sol.
3. Interacciones gravitacionales:para que una estrella capture con éxito un mundo extraño, las fuerzas gravitacionales entre los dos objetos deben ser lo suficientemente fuertes como para superar el impulso original del planeta. Esto requiere un encuentro cercano y directo, lo cual es estadísticamente improbable dada la inmensidad del espacio.
Si bien la captura de mundos extraterrestres sigue siendo un tema apasionante para la exploración teórica y las narrativas de ciencia ficción, las observaciones actuales y la comprensión de la dinámica estelar sugieren que tales eventos son sumamente raros y probablemente no hayan ocurrido en el caso de nuestro Sol.