Durante las primeras etapas de la formación del sistema solar, el sistema solar interior era un lugar caótico y violento. Los planetas chocaban y fusionaban constantemente, y las órbitas de los planetas eran muy excéntricas. Se pensaba que la Tierra corría el riesgo de ser expulsada del sistema solar o sumergida en el Sol.
Sin embargo, la nueva simulación, realizada por investigadores de la Universidad de California en Berkeley, muestra que la influencia gravitacional de Júpiter y Saturno puede haber impedido que esto sucediera. La simulación muestra que Júpiter y Saturno actuaron como una especie de "pastor", manteniendo estable la órbita de la Tierra e impidiendo que fuera expulsada del sistema solar.
La simulación también sugiere que la Tierra pudo haber estado en una órbita resonante con Júpiter y Saturno, lo que significa que las órbitas de los planetas estaban conectadas de una manera que les impedía colisionar. Esta órbita resonante puede haber ayudado a mantener estable la órbita de la Tierra a lo largo del tiempo.
La investigación sugiere que el sistema solar primitivo era un lugar más complejo y dinámico de lo que se pensaba anteriormente, y que la influencia gravitacional de los planetas gigantes jugó un papel crucial en la configuración del sistema solar que vemos hoy.
El estudio, "Cómo la Tierra sobrevivió al nacimiento:una nueva simulación revela que la migración de los planetas evita la inmersión en el Sol", se publica en la revista Nature.