La paradoja de la Tierra Bola de Nieve
El principal problema fue explicado por Joseph Kirschvink, geólogo del Instituto de Tecnología de California, y sus colegas en un artículo de 2008. Cuando grandes capas de hielo reflectantes cubren el planeta, reflejan la mayor parte de la luz solar hacia el espacio, enfriando la superficie. Sin un efecto invernadero significativo, este enfriamiento podría hacer que las capas de hielo se extendieran aún más, cubriendo eventualmente todo el planeta con una gruesa capa de hielo. Este estado se llama "Tierra bola de nieve".
Mientras persistieran las capas de hielo, el planeta permanecería congelado y la vida sería imposible. Pero esto no es lo que sucedió en la Tierra. A pesar de las fases de la Tierra Bola de Nieve, la vida logró sobrevivir. De alguna manera, el planeta se derritió y volvió a quedar libre de hielo, permitiendo que la vida floreciera una vez más.
El papel de las nubes
Kirschvink y sus colegas sugirieron que las nubes contenían la clave para comprender las paradojas de la Tierra Bola de Nieve. Propusieron que durante las fases de bola de nieve, las nubes se espesaban en todo el mundo y que estas nubes absorbían grandes cantidades de luz solar, provocando que el planeta se calentara y eventualmente derritiera las capas de hielo.
El equipo utilizó un modelo informático para simular los efectos sobre el clima de nubes del espesor observado en las tormentas actuales. Descubrieron que las nubes adicionales elevaban la temperatura media global en unos 20 grados centígrados, suficiente para derretir el hielo y hacer que el planeta volviera a ser habitable.
Implicaciones para el mundo moderno
Los hallazgos de Kirschvink y sus colegas también tienen implicaciones para el mundo moderno. Sugirieron que las nubes podrían actuar como un regulador climático natural, evitando que el planeta se caliente o enfríe demasiado. Este proceso natural podría proporcionar un mecanismo de autocorrección del clima, estabilizando la temperatura y haciendo posible que la vida sobreviva.