Hay varios argumentos a favor de que Microsoft separe Xbox. Una es que la empresa se está centrando cada vez más en sus negocios de software y computación en la nube, y es posible que Xbox ya no sea una opción estratégica. Además, Xbox ha contribuido relativamente poco a los ingresos y beneficios generales de Microsoft. En 2021, Xbox generó sólo el 9% de los ingresos totales de Microsoft y el 4% de sus ingresos operativos.
Otro argumento a favor de una escisión es que podría darle a Xbox más autonomía y flexibilidad para operar como empresa independiente. La estructura de gestión centralizada de Microsoft puede no ser adecuada para la industria del juego, que requiere una rápida toma de decisiones y un profundo conocimiento del mercado. Una escisión podría permitir que Xbox sea más ágil y responda mejor a las necesidades de sus clientes y de la industria.
Sin embargo, también hay argumentos en contra de que Microsoft escinda Xbox. Una es que Xbox tiene una marca sólida y una base de usuarios leales, lo que podría ser un activo valioso para Microsoft. Además, Xbox tiene acceso a los vastos recursos y experiencia de Microsoft en computación en la nube, inteligencia artificial y otras tecnologías, lo que podría darle una ventaja sobre sus competidores.
Otro argumento en contra de una escisión es que podría dañar el ecosistema de juegos de Microsoft. Xbox está estrechamente integrada con otros productos y servicios de Microsoft, como Windows, Xbox Live y Game Pass. Una escisión podría alterar estas integraciones y dificultar que Microsoft brinde una experiencia de juego perfecta en todas sus plataformas.
En última instancia, la decisión de escindir o no Xbox es compleja y Microsoft debe sopesar cuidadosamente. Hay que considerar tanto los pros como los contras, y el mejor curso de acción dependerá de las prioridades y objetivos estratégicos a largo plazo de Microsoft.