La Niña es un enfriamiento natural del Océano Pacífico ecuatorial que puede tener un impacto significativo en los patrones climáticos globales. Las temperaturas oceánicas más frías que el promedio en el Pacífico provocan cambios en la circulación atmosférica, que pueden afectar los patrones de lluvia y temperatura en diferentes partes del mundo.
El patrón climático de La Niña se ha mantenido durante dos inviernos consecutivos. Durante ese tiempo, Estados Unidos ha experimentado una serie de fenómenos climáticos extremos, incluidas sequías, incendios forestales, huracanes e inundaciones.
Las sequías en la parte occidental del país han sido particularmente graves y las condiciones secas han aumentado el riesgo de incendios forestales. Además, las temperaturas más cálidas que el promedio han empeorado las sequías, ya que han provocado que la capa de nieve se derrita antes y que los ríos fluyan menos.
Los huracanes también han sido más frecuentes durante el patrón climático de La Niña porque las aguas más cálidas del Océano Pacífico crean condiciones más favorables para el desarrollo de tormentas. En los últimos dos años, Estados Unidos ha sido azotado por varios huracanes destructivos, incluidos los huracanes Harvey, Irma y María.
El fin del patrón climático de La Niña podría significar un regreso a patrones climáticos más normales en los Estados Unidos. Las sequías y los incendios forestales en la parte occidental del país podrían ser menos frecuentes y los huracanes en el Atlántico podrían ser menos severos.
Sin embargo, no hay garantías sobre cómo será el tiempo el próximo año. Incluso si La Niña termina, es posible que Estados Unidos aún experimente algunos fenómenos climáticos extremos como sequías, incendios forestales, huracanes e inundaciones.