1. Aumento de la competencia geopolítica :El Consejo Ártico es una plataforma para la cooperación entre países con intereses contrapuestos en la región. Congelar el Consejo probablemente conduciría a una mayor competencia geopolítica y tensiones entre estos países, lo que potencialmente podría conducir a un conflicto.
2. Cooperación reducida en cuestiones medioambientales :El Ártico se enfrenta a una serie de graves desafíos ambientales, incluidos el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad. El Consejo Ártico proporciona un foro para que los países cooperen para abordar estos desafíos. Congelar el Consejo haría más difícil para los países trabajar juntos para proteger el medio ambiente del Ártico, lo que tendría consecuencias negativas para la seguridad global.
3. Disminución de la investigación científica :El Consejo Ártico apoya una amplia gama de investigaciones científicas sobre el medio ambiente y el clima del Ártico. Esta investigación es esencial para comprender los cambios que se están produciendo en el Ártico y desarrollar estrategias para adaptarse a estos cambios. Congelar el Consejo reduciría la financiación disponible para la investigación científica, lo que obstaculizaría nuestra comprensión del Ártico y haría más difícil abordar los desafíos que enfrenta la región.
4. Confianza erosionada :El Consejo Ártico ha sido una plataforma exitosa para la cooperación entre países con diferentes intereses durante más de 20 años. Congelar el Consejo erosionaría la confianza que los países tienen entre sí, lo que haría más difícil resolver disputas y fomentar la cooperación en otras cuestiones.
5. Sienta un mal precedente :Congelar el Consejo Ártico sentaría un mal precedente para la cooperación internacional en otros temas. Enviaría una señal de que los países ya no están dispuestos a trabajar juntos para abordar los desafíos globales, lo que haría más difícil desarrollar la cooperación en otros temas, como el cambio climático, el control de armas y el terrorismo.
En conclusión, congelar el Consejo Ártico tendría una serie de consecuencias negativas para la seguridad global. Aumentaría la competencia geopolítica, reduciría la cooperación en cuestiones ambientales, disminuiría la investigación científica, erosionaría la confianza y sentaría un mal precedente para la cooperación internacional en otras cuestiones.