1. El pre-dilema:
Antes de 1582, se utilizaba el calendario juliano. Este calendario, introducido por Julio César en el 46 a.C., tenía un año bisiesto cada cuatro años, similar a nuestro sistema actual.
2. El calendario desordenado:
El Calendario Juliano se basó en el supuesto de que el año tropical (el tiempo que tarda la Tierra en orbitar alrededor del Sol) era de 365,25 días. Sin embargo, el año tropical real está más cerca de 365,2422 días, lo que hace que el calendario juliano se desvíe ligeramente.
3. Equinoccios a la deriva:
Con el tiempo, esta pequeña diferencia provocó que el equinoccio de primavera (cuando el día y la noche tienen la misma duración) retrocediera en el calendario. A mediados del siglo XVI, el equinoccio se había desplazado diez días, interrumpiendo las festividades religiosas como la Pascua, que está ligada al equinoccio de primavera.
4. Reforma del año bisiesto:
En un intento de corregir este problema, el Papa Gregorio XIII introdujo el Calendario Gregoriano en 1582. El nuevo calendario mantuvo la regla del año bisiesto cada cuatro años, pero con dos modificaciones significativas:
a) Años del siglo:los años que terminan en '00' ya no serían años bisiestos a menos que fueran divisibles por 400. Por ejemplo, 2000 fue un año bisiesto, mientras que 1900 no lo fue.
b) Purga de octubre:el Papa Gregorio eliminó diez días del mes de octubre en 1582. Este ajuste volvió a alinear el calendario con el equinoccio de primavera.
5. Adopción y escepticismo:
Los países católicos adoptaron fácilmente el calendario gregoriano, pero muchas naciones protestantes y ortodoxas dudaron debido al escepticismo religioso y político. Gran Bretaña, por ejemplo, no adoptó el calendario hasta 1752, mientras que Rusia resistió hasta el siglo XX.
6. Legado del año bisiesto:
Hoy en día, la mayoría de los países se adhieren al Calendario Gregoriano. Sus reglas únicas para los años bisiestos, nacidas del deseo de precisión calendárica, continúan asegurando que el calendario se mantenga sincronizado con la órbita de la Tierra y los ciclos estacionales.
Entonces, la próxima vez que se pregunte por qué existen los años bisiestos o por qué tenemos días adicionales en febrero cada cuatro años, recuerde que todo comenzó con un esfuerzo ambicioso por domar un calendario que se había desviado de su rumbo.