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    Diseñar la ciudad compasiva para superar los prejuicios incorporados y ayudarnos a vivir mejor

    Originario de los Países Bajos, el concepto de "woonerfs", áreas diseñadas para invitar a caminar, jugando, socializar y andar en bicicleta mientras frena los vehículos de motor, se ha extendido a ciudades de otros países, incluido Berlín. Crédito:Eric Sehr / Flickr

    Cuando diseñamos, construir, administrar, ocupar o simplemente pasar por un lugar, lo cambiamos. Seamos conscientes de ello o no, estos cambios pueden embellecer, adornar, color, tiñe o mancha ese lugar a los ojos de las personas que lo comparten. Estas percepciones influyen en lo atractivos que encontrarán esas personas comportamientos particulares.

    Estas influencias pueden verse como prejuicios que están grabados en piedra en sentido figurado y, a veces, literalmente. Son el resultado de decisiones de diseño que dedican espacios de manera efectiva a una actividad (o actividades) en particular y disuaden otras actividades. Las ilustraciones siguientes muestran ejemplos de esto.

    Estas características diseñadas juegan un papel importante en enmarcar la gama de experiencias que las personas disfrutan, aguantar o perder. Con el tiempo esto afecta la trayectoria de sus vidas, que tiene importantes implicaciones para el bienestar humano.

    Si consideramos los sesgos como mensajes que recibimos de nuestro entorno, debemos preguntarnos:¿estos mensajes están predispuestos a ayudarnos u obstaculizarnos? ¿Nos invitan a satisfacer nuestras necesidades? Esa es la condición previa fundamental para prosperar y desarrollar nuestro potencial.

    La verdad es que normalmente no somos buenos para priorizar nuestras necesidades. A pesar de la gran cantidad de evidencia y la conciencia de los beneficios de ser activo y participar en la interacción social, muchas personas eligen estilos de vida sedentarios y no cultivan sus conexiones sociales.

    Los prejuicios que nos empujan a elegir un comportamiento sobre otro se incorporan a nuestro entorno. Crédito:Diseñando la ciudad compasiva, Autor proporcionado

    Desafortunadamente, nuestros deseos nos distraen fácilmente y somos propensos a priorizar algunas necesidades en detrimento de otras. Por ejemplo, elegimos la seguridad de permanecer en el interior sobre la necesidad de permanecer activos.

    Un buen diseño puede mejorar las decisiones que tomamos

    Ahí es donde entra el buen diseño urbano. Al ser consciente de las necesidades humanas y tejer las cualidades adecuadas, El diseño urbano puede inclinar el equilibrio de influencias para que las personas que experimentan nuestro trabajo tengan más probabilidades de percibir que lo saludable, las experiencias que satisfacen las necesidades no solo son posibles, sino preferibles.

    Dos calles con el mismo ancho y alineación transmiten mensajes diferentes, uno que promueva el uso del automóvil, el otro una variedad de actividades. Crédito:Diseñando la ciudad compasiva, Autor proporcionado

    Mi libro, Diseñando la ciudad compasiva, sugiere un modelo de necesidades humanas y reúne las historias de proyectos en el extranjero y en Australia que buscaron explícitamente lograr este objetivo. Estos revelaron que, además de las conocidas cualidades espaciales con las que los lectores estarán familiarizados, una serie de temas recurrentes clave son importantes para sesgar lugares de modo que favorezcan a las personas que hacen lo que necesitan hacer para satisfacer sus necesidades. Éstos incluyen:

    • Los cambios en el corazón y la mente son tan importantes como los que se producen sobre el terreno. Sometimes all that needs to happen is for people to interpret the existing messages they are getting from their surroundings differently; to give greater weight and value to the characteristics that help them to meet their needs and "tune out" the things that distract or deter them from meeting these needs.
    • Good design can be used to privilege needs-fulfilling behaviours and stop a particular use dominating a space to the exclusion of others.

    Key elements in a woonerf that conveys multiple messages relevant to different people’s needs at the time. Credit:Designing the Compassionate City (Routledge 2018), Autor proporcionado

    Welcome to the woonerf

    A good example of this are the woonerfs , literally "living yards", which are new or reworked streets that have been developed in the Netherlands since the 1970s. These allow play, socialisation and nature to safely escape the private domain and spread into the shared domain.

    Woonerfs do this by using design props that invite walking, playing, socialising and cycling. Al mismo tiempo, they tightly control car movements so the "vehicle domain" does not overwhelm these other activities.

    An example of an adornable place. Credit:Designing the Compassionate City, Autor proporcionado

    Polyvalence is a term borrowed from chemistry where one thing can act in two or more ways at once. It is used here to describe the quality of designing places to give off multiple messages that different people will receive as relevant to whatever their needs are at the time.

    Next we need to create adornable public spaces. Man is man's greatest joy, as the Icelandic saying goes. Whatever we make can be made better by adding people.

    Adornable spaces are spaces such as footpaths, parques, squares, street furniture and so on that are good as they are, but can be enhanced when people interact with or adorn them. Examples include features that invite children to play, that invite adults to stay long enough to bump into someone they know, that are enlivened by smiles, laughs, artworks, and just by the presence of others.

    Little design interventions in a London mews contribute significantly to the ‘genus animii’, the sense of place. Credit:Designing the Compassionate City, Autor proporcionado

    Finalmente, compassionate design emphasises little design over big design where possible. Creating places that are a canvas for self-expression and that allow people to contribute to the public realm help develop skills and a sense of achievement.

    These ideas don't quite fit easily into the silos of policy or practice. Nurturing these qualities will be challenging.

    Doing nothing, sin embargo, means towns and cities stay places that stifle many of their inhabitants' human potential, with all that entails. The question we need to ask ourselves shouldn't be "can we afford this?", but "how can we afford not to?"

    Este artículo se publicó originalmente en The Conversation. Lea el artículo original.




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