La clave para lograr un nanoláser más eficiente es minimizar las pérdidas ópticas. Esto se puede lograr optimizando el diseño de la cavidad del nanoláser, por ejemplo, utilizando materiales de alta calidad con baja absorción y dispersión óptica, y reduciendo el tamaño de la cavidad para minimizar la recombinación de la superficie. Además, es importante diseñar cuidadosamente la estructura del láser para garantizar un acoplamiento eficiente de la luz dentro y fuera de la cavidad. Esto se puede hacer utilizando materiales y geometrías apropiados para los espejos láser y optimizando la colocación del medio de ganancia dentro de la cavidad. Finalmente, es importante minimizar los efectos térmicos asociados con la operación del láser, como el calentamiento debido a la alta densidad de potencia, ya que esto puede provocar mayores pérdidas ópticas y una reducción de la eficiencia del láser.