Para entender cómo funcionan las superlunas, profundicemos en la órbita de la Luna alrededor de la Tierra. La Luna orbita nuestro planeta en una trayectoria elíptica, lo que significa que su distancia a la Tierra varía durante cada órbita. El punto más cercano a la Tierra se llama perigeo, mientras que el punto más alejado de la Tierra se llama apogeo.
Cuando la fase de luna llena ocurre al mismo tiempo que el perigeo, se produce una superluna. Durante esta alineación, la Luna parece hasta un 14% más grande y un 30% más brillante que una luna llena típica. El aumento del tamaño aparente se debe a la proximidad de la Luna a la Tierra, mientras que el mayor brillo se debe a que la superficie de la Luna está más iluminada por la luz solar.
Las superlunas no son eventos excepcionalmente raros. Ocurren varias veces al año y, en promedio, hay de tres a cuatro superlunas por año. Sin embargo, vale la pena señalar que no todas las superlunas parecen significativamente más grandes o más brillantes que una luna llena normal. La diferencia de apariencia puede variar dependiendo de factores como las condiciones atmosféricas y la ubicación de visualización.
A pesar del aumento de tamaño y brillo, las superlunas no tienen un impacto significativo en las mareas, terremotos u otros fenómenos naturales de la Tierra. Son principalmente de interés astronómico y brindan a los observadores del cielo la oportunidad de observar un evento celeste visualmente impactante.