La quimioterapia como tratamiento para el cáncer es una de las historias de mayor éxito médico del siglo XX, pero está lejos de ser perfecta. Cualquiera que haya pasado por quimioterapia o que un amigo o un ser querido la haya pasado estará familiarizado con sus numerosos efectos secundarios:pérdida de cabello, náuseas, sistema inmunológico debilitado e incluso infertilidad y daño a los nervios.
Esto se debe a que los medicamentos de quimioterapia son tóxicos. Su objetivo es matar las células cancerosas envenenándolas, pero dado que las células cancerosas se derivan de células sanas y son sustancialmente similares a ellas, es difícil crear un fármaco que las mate sin dañar también el tejido sano.
Pero ahora un par de equipos de investigación de Caltech han creado un tipo completamente nuevo de sistema de administración de medicamentos, uno que, según dicen, finalmente podría brindar a los médicos la capacidad de tratar el cáncer de una manera más específica. El sistema emplea medicamentos que se activan mediante ultrasonido y solo justo donde se necesitan en el cuerpo.
El sistema fue desarrollado en los laboratorios de Maxwell Robb, profesor asistente de química, y Mikhail Shapiro, profesor Max Delbrück de ingeniería química e ingeniería médica e investigador del Instituto Médico Howard Hughes.
En un artículo que aparece en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences , los investigadores muestran cómo combinaron elementos de cada una de sus especialidades para crear la plataforma. El artículo se titula "Control remoto de reacciones mecanoquímicas en condiciones fisiológicas mediante ultrasonido enfocado biocompatible".
Trabajando en colaboración, los dos equipos de investigación unieron vesículas de gas (cápsulas de proteína llenas de aire que se encuentran en algunas bacterias) y mecanóforos (moléculas que sufren un cambio químico cuando se someten a fuerza física). El laboratorio de Shapiro ha utilizado previamente vesículas de gas junto con ultrasonido para obtener imágenes de células individuales y moverlas con precisión.
El laboratorio de Robb, por su parte, ha creado mecanóforos que cambian de color cuando se estiran, lo que los hace útiles para detectar tensiones en las estructuras, y otros mecanóforos que pueden liberar una molécula más pequeña, incluido un fármaco, en respuesta a un estímulo mecánico. Para el nuevo trabajo, idearon una forma de utilizar ondas de ultrasonido como estímulo.
"Llevamos mucho tiempo pensando en esto", dice Robb. "Todo comenzó cuando llegué por primera vez a Caltech y Mikhail y comencé a tener conversaciones sobre los efectos mecánicos del ultrasonido".
Cuando comenzaron a investigar la combinación de mecanóforos y ultrasonido, descubrieron un problema:el ultrasonido podía activar los mecanóforos, pero sólo a una intensidad tan fuerte que también dañaba los tejidos vecinos. Lo que los investigadores necesitaban era una forma de enfocar la energía del ultrasonido justo donde querían. Resultó que la tecnología de vesículas de gas de Shapiro proporcionaba la solución.