El movimiento de electrones a través de cables es lo que nos permite utilizar la electricidad todos los días. Los nanocables biológicos, cables microscópicos hechos de proteínas, han llamado la atención de los investigadores por su capacidad para transportar electrones a largas distancias.
En un estudio publicado en Small En el laboratorio Vermaas del Laboratorio de Investigación de Plantas MSU-DOE, los investigadores amplían nuestra comprensión de los nanocables biológicos mediante el uso de simulaciones por computadora.
Martin Kulke, primer autor del estudio, acompañado por el equipo del laboratorio Vermaas, creó simulaciones de cristales utilizando datos de experimentos de la vida real en el laboratorio PRL Kramer, donde apuntaron una fuente de luz a un nanocristal compuesto de proteínas y calcularon cómo electrones excitados rápidamente viajaron a través de él. La verdadera pregunta era por qué la transferencia de electrones se hacía más lenta con el aumento de la temperatura, lo que normalmente acelera los procesos a nanoescala.
Una posible idea era que las distancias que los electrones necesitarían saltar dentro del nanocristal podrían aumentar con la temperatura, lo que ralentizaría la velocidad con la que podrían moverse a través de la proteína.
"Simulamos estos nanocristales de proteínas a diferentes temperaturas para probar esta idea", dijo Josh Vermaas, investigador principal de este estudio y profesor asistente en el Departamento de Bioquímica y Biología Molecular y en el PRL. "Lo que encontramos es que los cambios de distancia a través de diferentes temperaturas no son tan dramáticos por sí solos".