* Entrenamiento y preparación extensa: Armstrong era un piloto y astronauta altamente calificado. Se sometió a años de entrenamiento riguroso para la misión Apollo 11, incluidas simulaciones extensas del aterrizaje lunar. Esta preparación lo ayudó a desarrollar las habilidades y la confianza necesarias para manejar la situación.
* Centrarse en la tarea en cuestión: Durante el aterrizaje, Armstrong probablemente se centró intensamente en la tarea en cuestión, utilizando su entrenamiento y la información proporcionada por los instrumentos para guiar el módulo lunar de manera segura a la superficie. Era un individuo altamente enfocado y disciplinado.
* Experiencia y compostura: Armstrong tenía un comportamiento tranquilo y recogido incluso bajo presión. Sus años de experiencia como piloto de prueba y astronauta lo ayudaron a permanecer compuesto ante el peligro.
* Preparación para fallas potenciales: Como astronauta experimentado, Armstrong era consciente de los riesgos inherentes involucrados en los viajes espaciales. Sabía que las cosas podían salir mal y estaba preparado para enfrentar desafíos inesperados.
* "las cosas correctas": Armstrong era conocido por su frialdad bajo presión y su capacidad para tomar decisiones críticas en situaciones desafiantes. Esta calidad de "cosas correctas" probablemente contribuyó a su compostura durante el aterrizaje lunar.
Es importante recordar que si bien parecía tranquilo en la superficie, la frecuencia cardíaca de Armstrong se elevó durante el aterrizaje, como lo demuestran sus datos de telemetría. Sin embargo, logró controlar sus emociones y realizar sus deberes de manera efectiva.
Si bien no podemos saber con certeza qué estaba pasando por su mente, podemos apreciar la extraordinaria habilidad, enfoque y coraje que permitió a Neil Armstrong aterrizar con calma en la luna y convertirse en el primer humano en caminar en su superficie.