La superficie del sol es increíblemente caliente, con temperaturas que se estiman en 5778 K (kelvins) o 9940 °F (grados Fahrenheit). La alta temperatura del sol se debe a las reacciones de fusión nuclear en curso que ocurren dentro de su núcleo. El núcleo del sol es extremadamente denso y genera suficiente presión para fusionar átomos de hidrógeno en helio. Este proceso de fusión libera una enorme cantidad de energía en forma de calor y luz. La alta temperatura de la superficie del Sol se debe a la transferencia de energía desde el núcleo a través de diversos procesos, incluidos la convección, la radiación y la conducción.