Si bien el sol es la principal fuente de energía para los paneles solares, no es la única. Durante los períodos en los que no hay luz solar, como por la noche o durante el tiempo nublado, los paneles solares aún pueden generar algo de electricidad. Esto se logra mediante el uso de células solares que pueden convertir otras formas de luz en electricidad, como la iluminación artificial o la luz de la luna. Sin embargo, la cantidad de electricidad generada de esta manera sería significativamente menor en comparación con la que se produce en condiciones soleadas.
Además, el rendimiento de los paneles solares también se ve afectado por la temperatura del ambiente. Cuando las temperaturas son demasiado altas o demasiado bajas, la eficiencia de los paneles solares disminuye. Esto se debe a que las células solares de los paneles están hechas de materiales semiconductores, que se vuelven menos eficientes a la hora de convertir la luz solar en electricidad a temperaturas extremas.
Por lo tanto, si el sol desapareciera, los paneles solares no podrían generar una cantidad significativa de electricidad. Esto tendría un profundo impacto en el panorama energético global, ya que la energía solar se ha convertido en una parte importante de la combinación de fuentes de energía renovables utilizadas en todo el mundo.