Restricciones de financiación: El programa Apolo era increíblemente costoso y, a medida que avanzaba, los costos asociados con cada misión aumentaron. El clima económico en Estados Unidos durante la década de 1970 fue desafiante y el gobierno enfrentó presiones para reducir el gasto en exploración espacial.
Cambio de prioridades: La política espacial de Estados Unidos pasó de centrarse únicamente en la Luna a enfatizar el desarrollo de transbordadores espaciales, naves espaciales reutilizables y una exploración científica más amplia. El programa del transbordador espacial ofreció un acceso más rentable al espacio, permitiendo a los astronautas realizar diversas misiones en la órbita de la Tierra y desplegar satélites.
Rechazo por interés público: Cuando el Apolo 11 aterrizó con éxito en la Luna, el entusiasmo y la fascinación iniciales que rodeaban las misiones lunares comenzaron a disminuir. El entusiasmo del público por nuevos alunizajes disminuyó, lo que llevó a una disminución del apoyo a la financiación continua del programa Apolo.
Desafíos técnicos: Las misiones Apolo enfrentaron importantes desafíos técnicos, incluida la complejidad del desarrollo del cohete Saturno V, el módulo lunar y el módulo de comando Apolo. Estos desafíos exigieron una inmensa experiencia en ingeniería y consumieron recursos considerables.
Cambios políticos: El clima político en Estados Unidos cambió durante la década de 1970, con un cambio de enfoque de la exploración espacial a cuestiones internas como la guerra de Vietnam, la economía y el bienestar social. Este cambio de prioridades resultó en una reducción de la financiación para el programa espacial.
Como resultado de estos factores, el programa Apolo terminó después del Apolo 17 en diciembre de 1972. Si bien la era Apolo concluyó, allanó el camino para avances posteriores en la exploración espacial, sentando las bases para futuras misiones humanas a la Luna y más allá.