El albedo de un cuerpo celeste se ve afectado por varios factores, incluidos la composición, la textura y el color de su superficie. La superficie de la Tierra está cubierta por una variedad de materiales, incluidos agua, tierra y vegetación, todos los cuales tienen diferentes reflectividades. La superficie de la Luna está cubierta por una capa de polvo y rocas, que también son relativamente oscuras y tienen un albedo bajo.
El albedo de un cuerpo celeste también puede verse afectado por su atmósfera. La atmósfera terrestre dispersa la luz solar, lo que ayuda a aumentar su albedo. La Luna tiene una atmósfera muy fina, por lo que su albedo no se ve afectado por la dispersión.
El albedo de un cuerpo celeste es un factor importante para determinar su temperatura superficial. Cuanto mayor sea el albedo, más luz solar refleja un cuerpo y más frío será. El alto albedo de la Tierra ayuda a mantener la temperatura de su superficie relativamente fría, mientras que el bajo albedo de la Luna permite que su superficie se caliente mucho durante el día y se enfríe mucho durante la noche.