1. Luz solar directa: Durante un eclipse solar, los rayos del Sol siguen siendo increíblemente intensos, incluso si la Luna los oscurece parcialmente. Mirar directamente al Sol, aunque sea durante unos segundos, puede causar daños irreversibles a las células sensibles a la luz (fotorreceptores) de la retina, especialmente a la mácula.
2. Falta de dolor: A diferencia de mirar fijamente una fuente de luz brillante, como una bombilla, la luz del Sol no provoca una respuesta de dolor en los ojos. Como resultado, es posible que no se dé cuenta de que está dañando su visión hasta que sea demasiado tarde.
3. Dilatación de la pupila: Durante un eclipse, las pupilas pueden dilatarse, lo que permite que entre más luz solar en los ojos y llegue a la retina. Esto hace que sus ojos sean más vulnerables al daño.
4. Efecto acumulativo: Los efectos de contemplar un eclipse sin protección son acumulativos. Incluso si sólo miras al Sol durante unos segundos, el daño puede acumularse con el tiempo y tener graves consecuencias.
5. Gafas o filtros de eclipse: Para ver un eclipse solar de forma segura, es fundamental utilizar gafas para eclipses o filtros solares que cumplan con los estándares internacionales (ISO 12312-2). Estos filtros bloquean la dañina radiación ultravioleta e infrarroja y le permiten ver el eclipse sin riesgo. Las gafas de sol normales, incluso las oscuras, no proporcionan la protección adecuada.
6. Uso de cámaras y telescopios: Si utiliza una cámara o un telescopio para ver el eclipse, asegúrese de que el filtro solar adecuado esté correctamente colocado en la parte frontal de la lente. No mire por el visor o el ocular sin el filtro.
Es importante priorizar la seguridad ocular durante un eclipse solar. Disfrutar del evento celeste a través de métodos de visualización seguros es crucial para preservar su visión y evitar posibles consecuencias a largo plazo. Si experimenta algún síntoma visual anormal después de ver un eclipse, consulte a un oftalmólogo de inmediato.