Daño a la retina:
Los rayos del sol, incluida la radiación ultravioleta (UV) e infrarroja, pueden ser muy intensos durante un eclipse solar. Mirar directamente al sol, aunque sea durante unos segundos, puede provocar daños irreversibles en la retina, el tejido sensible a la luz que se encuentra en la parte posterior del ojo. Este daño puede provocar visión borrosa, puntos ciegos o incluso pérdida total de la visión.
Retinopatía solar:
Mirar fijamente al sol durante un eclipse solar puede causar retinopatía solar, una afección en la que los rayos del sol dañan la retina. Los síntomas de la retinopatía solar pueden incluir visión central reducida, visión distorsionada y dificultad para adaptarse a los cambios en los niveles de luz.
Degeneración Macular:
La exposición prolongada a los rayos ultravioleta del sol puede contribuir al desarrollo de la degeneración macular, una afección ocular relacionada con la edad que afecta la parte central de la retina. La degeneración macular conduce a la pérdida gradual de la visión central y es una de las principales causas de ceguera en los adultos mayores.
Daño a la córnea:
La córnea, la capa transparente más externa del ojo, también puede resultar dañada por una exposición excesiva a los rayos del sol durante un eclipse solar. El daño corneal puede causar dolor, inflamación y problemas de visión.
Es fundamental priorizar la seguridad ocular durante un eclipse solar y tomar las precauciones necesarias para evitar cualquier daño potencial a su visión. Utilice siempre gafas certificadas para eclipses solares o un método de visualización indirecta, como un proyector estenopeico, para observar y disfrutar de forma segura el espectáculo de un eclipse solar.