1. Reflexión: La luz rebota en la superficie del objeto. Esto es lo que nos permite ver objetos. La forma en que se refleja la luz determina el color y la textura que percibimos.
2. Absorción: El objeto absorbe la luz, lo que significa que el objeto toma la energía de la luz y la convierte en otra forma de energía, a menudo el calor. Es por eso que algunos objetos se sienten cálidos al tacto después de ser expuestos a la luz solar.
Las cantidades relativas de reflexión y absorción determinan cómo nos parece un objeto. Las superficies brillantes reflejan más luz, mientras que las superficies oscuras absorben más luz.